terça-feira, 30 de novembro de 2010

HOMENAGEM: EL VIAJE DE FELIPE - SALVADOR VERZI (ARGENTINA)



Foto: Escritor e poeta Salvador Verzi ( por Blog_Bella)





Foto: Buenos Aires (Argentina)


EL VIAJE DE FELIPE



SALVADOR VERZI (ARGENTINA)



Nadie le daba esperanzas de vida, médicos, nietos, bisnietos, nietos de amigos y hasta su perro dejó de mover la cola. Felipe estiró su mano derecha, tomó su vieja chistera negra, la calzó en su vieja cabeza blanca. Los párpados le pesaban sobre los ojos alcanzó a abrirlos con dificultad y reconoció su cuarto. Olía a sahumerios, a pabilos de velas gastadas y a colonia barata. Sobre la cómoda, decenas de estampas de santos. Todos pedían por su salud. El hombre sin edad que vio morir hijos, esposa, nietos, amigos, vecinos, seguía vivo, longevo, perenne. Entrecerró sus ojos y se vio niño – Felipito vení a comer – Feli vamos a jugar a la pelota – Felipe, la hora de la escuela - … Pasaba horas sentado en el cordón de la vereda de sua casa mirando hacia la vereda de enfrente, veía como salían las carrozas llenas de flores sobre la caja de madera brillante que llevaba dentro a un vecino conocido o no. Saludaba con una sonrisa al cochero que lucía con orgullo su traje y su chistera lustrosa. Y allá partía la carroza tirada por caballos negros, otras veces blancos, nunca zainos, unas veces dos, otras cuatro y hasta seis cuando el que hacía el último viaje era un vecino con mucha plata.
El cortejo se alejaba al grito del cochero Arre, arre!!!. Entonces Felipe se cruzaba para ayudara los empleados de la cochería a juntar la bosta del empedrado. Admiraba con devoción a los cocheros. – Que buen laburo! – se decía -, estos tipos tienen la vida eterna asegurada, no se pueden morir. Tienen la obligación de llevar a todos los muertos en su último viaje. Yo quiero se cochero fúnebre cuando sea grande y vivir por siempre.


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Cuando cumplió los diez años le pidió a los Reyes un traje y una chistera negra. Y desde ese 6 de enero cada tarde al volver de la escuela armaba la escenografía estudiada de memoria con su culito pegada al cordón de la vereda. Un caballete de madera y lista la carroza, cuatro sillas y los caballos prontos para el trote, la soga de colgar la ropa y las riendas para conducirlos. Se disfrazaba con su atuendo de cochero y a conducir el cortejo, cuindando que no se cayera el cajón de manzanas y el muñeco que hacían de ataúd y cadáver.
Felipe creció y no fue cochero, si un contador brillante, armó un emporio de empresas a lo largo de todo el país. Un contador que acumuló fama y dinero pero que nunca pudo contabilizar sus años vividos. Se casó con Laura, tuvo tres hijos, siete nieto y nueve bisnietos. Fue feliz hasta que empezaron las pérdidas en su entorno, mientras su fortuna crecía sin techo. Para que ser eterno, para qué ver partir cortejos con muertos propios y ajenos. La felicidad no pasaba por ahí.
Viajó por todo el país y el mundo y siempre en el equipaje lo acompañaba su chistera como un ángel de la guarda, de la vida. Rió a carcajadas de dientes llenos, nunca una caries, nunca una enfermedad. Una sola vez su vida estuvo en peligro, cuando su velero dio una vuelta de campana y sus pulmones se llenaron de agua enlodada de rio. Lo rescataron casi asfixiado, un amigo puso la chistera sobre sus piernas, mientras otros dos hacían las maniobras de reanimación. Y siguió viviendo su larga vida, su viaje hacia la eternidad soñada de niño.
Pasaron lustros, décadas desde aquel episodio hasta el dia de hoy. Ahora Felipe, con sus ojos empañados, nublosos, se incorpora lentamente de la cama, mira por la ventana y no ve a nadie. Se siente solo, vacío, con vida. Aburrido de vivir. Abre de par en par la ventana, toma la vieja chistera negra con ambas manos y la arroja al vacío. El viento la arrastra y luego de dibujar parábolas por el cielo cae sobre el cordón de la vereda de su casa con la copa apuntando a la vereda de enfrente.












*VERZI, Salvador: Nació en Italia en la década del 50, pero se nacionalizó argentino por amor a este país. Médico de profesión. Fue alumno del Taller de Creatividad de Rosa Buk, miembro de la Soc.de Escritores de San Martín, participa del Grupo “Los Poetas de Encuentro”. Estudia teatro con el Prof. Alejandro Aldonza. Publicó un poemario “Bella” y seis Antologías de Cuento y Poesías. Obtuvo 30 distinciones entre Premios y menciones.

Um comentário:

  1. Salvador Verzi, un poeta escritor que llena las páginas con poesías a su amada, memorables e incursiona por la narrativa,deslumbrante.
    Su Felipe niño, es un felipe niño real. Su Felipe hombre es tal cual el perfil del triunfador devenido de la clase obrera, a brillante empresario y el Felipe de los últimos días es el retrato de la cruel realidad.
    Hermoso cuento, Salvador.
    Hermoso.
    Un abrazo
    Sonia

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